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Noticias y Recensiones Héctor Uroz Rodríguez, 2012: Prácticas rituales, iconografía vascular y cultura material en Libisosa (Lezuza, Albacete). Nuevas aportaciones al Ibérico Final del Sudeste. Universidad de Alicante. Cajasol Obra Social. Alicante. 548 pp. 310 igs. ISBN 978-84-9717-224-0 el antiguo asentamiento de libisosa, junto a la actual población de lezuza (albacete), ha sido objeto, tras el desarrollo previo de prospecciones en 1992, de un plan sistemático de investigación y excavaciones arqueológicas a partir de 1996. la gestión de las actividades dentro del modelo de Castilla la mancha ha permitido contar con un marco temporal amplio para cada campaña, contando con la participación de módulos y talleres de empleo dependientes del ayuntamiento. a esto hay que añadir la colaboración de muy diversos organismos que han permitido a sus directores, J. uroz, a. m. poveda y el autor de este libro, ofrecer unos espectaculares resultados que permiten perilar este lugar como un futuro Parque Arqueológico. Esta monografía recoge el texto de la Tesis Doctoral de Héctor uroz, que debe entenderse como resultado del largo proceso de trabajo de campo dedicado al yacimiento de libisosa, pero también, y en una importante medida, de las preferencias de investigación de su autor. el campo de la iconografía ibérica y su lectura religiosa ya fue el tema central de su tesis de licenciatura (uroz rodríguez, 2006) y en esta ocasión vemos cómo también ha seleccionado aquellos componentes de carácter más evidentemente simbólico que coniguran el registro material correspondiente al último momento ibérico, que como él mismo señala, ya debe denominarse como iberorromano. el libro es denso pero está escrito en un lenguaje claro, con un índice bien jerarquizado y unas ilustraciones excelentes tanto en lo que se reiere a los dibujos de los materiales como a las fotografías, todas ellas en color. la portada es atractiva y la encuadernación buena, lo que facilita la lectura. Parte del volumen es accesible a través de Google Books, lo que permite evaluar libremente el carácter de la obra, aunque el volumen completo ha sido editado también electrónicamente y puede ser adquirido por un precio sensiblemente menor (9€) a la edición de papel (44€) que, sin embargo, seguirá siendo preferida por muchos. el estudio realizado se centra en dos unidades excepcionales: un depósito ritual que quedó sellado bajo el foro y la cerámica con decoración igurada correspondiente al barrio iberorromano, que fué amortizado al construirse la muralla tardorrepublicana a comienzos del s. I a.C. Ambos contextos fueComplutum, 2013, Vol. 24 (1): 205-237 ron contemporáneos, lo que aumenta el interés de esta visión de conjunto, ya que permite comparar lo amortizado en la fosa ritual con aquellos materiales lo que las familias más importantes tenían en sus viviendas, en las que se mezclaba lo utilitario con lo simbólico. el análisis del depósito votivo es de gran interés y proporciona nueva y detallada información sobre un tipo de evidencia que todavía plantea muchos interrogantes. los números no dejan lugar a la duda sobre la relevancia de este hallazgo: una fosa recortada en el terreno natural, de no más de 2,20 x 1,70 y 1,50 de profundidad, ampliada por otra, más pequeña situada en su lado oeste. en su interior se recuperaron nada menos que medio millar de restos, correspondientes muchos de ellos a piezas cerámicas completas. Se realiza una ordenación de cada uno de los tipos (platos, cuencos o escudillas, caliciformes, kalatos, jarras, lebetes, tapaderasembudo, etc), con dibujos que incluyen las dimensiones y que sirven de referencia, como materiales contextualizados, para otros conjuntos con menos información. A este numeroso grupo hay que añadir la presencia de objetos de importación, como vajilla metálica de bronce, cubiletes de paredes inas o un oinochoe de barniz negro. en hierro, una rueda de carro, un atizador y unos grilletes y inalmente, numerosas fusayolas cerámicas y tabas, además de otros muchos elementos menores. No falta la fauna, estudiada por p. Iborra, aunque lo que más llama la atención son los huesos humanos quemados, revisados por m.p. de miguel, que parecen corresponder a un individuo de unos 9/10 años. Todo ello fue cuidadosa y ordenadamente depositado en el interior de la fosa, como revela el detallado estudio estratigráico que se llevó a cabo en la excavación. la lectura e intento de interpretación de este depósito se encuentra al inal del libro, y quizás al menos parte de estas relexiones podrían haber cerrado el estudio analítico. en todo caso, los lectores podrán valorar esta evidencia junto con otros ejemplos no excesivamente lejanos, como los de el amarejo -en el que también se recuperaron restos humanos- o tossal de Sant miquel de lliria, aunque las diferencias también son notables. Podría quizás sugerirse ahora, a la luz de trabajos aparecidos después de este libro, que las particulares características del depósito de libisosa respondieran a la 232 Noticias y Recensiones nidad femenina que no se muestra, pero de la que emana la naturaleza fecunda ligada a la tierra y al irmamento. Como se puede ver, muchos son los temas tratados y abundantísimas las propuestas, las ideas y los interrogantes sobre los que habrá que seguir investigando. por ejemplo, si existe asociación entre los grilletes y los restos humanos quemados, elementos ambos aparecidos en la fosa, o la falta de restos correspondientes a la calota craneana de ese individuo infantil. La existencia de sacriicios humanos no se ha evidenciado nunca con claridad en el entorno ibérico, pero tampoco puede descartarse taxativamente su práctica, por lo que sería conveniente realizar un estudio detallado del registro arqueológico para poder juzgar con conocimiento de causa. Como se ha podido advertir en este liviano comentario, el volumen redactado por H. uroz es una referencia imprescindible para el estudio de los asentamientos ibéricos de época tardía, así como para el conocimiento de sus expresiones artísticas y religiosas. Se aprecia inalmente, gracias a estudios como éste, basados en excavaciones suicientemente extensas y bien documentadas, cómo antes de convertirse en romanos, los iberos pasaron por momentos de cambio que les llevaron a reairmar ciertas simbologías tradicionales que, sin embargo, ya no formaban parte de una estructura únicamente indígena. llama la atención, vistos los componentes de las viviendas, la similitud de los ajuares domésticos, de fuerte peso itálico, a lo largo de las vías de comunicación que conducen desde libisosa a la alta andalucía. muchos de ellos aparecen en las viviendas tardías de Castellones de Céal, donde sin embargo, no se registró ningún vaso igurado, manteniendo las tradicionales fronteras entre Andalucía y el Sureste. Por otro lado, la iconografía del combate singular, los personajes a caballo, etc, nos llevan al horizonte de osuna, en el otro extremo del mundo ibérico, apreciándose que, como allí, este tipo de representaciones termina con un acontecimiento bélico que marca el inal prácticamente deinitivo de la expresividad ibérica para pasar a integrarse plenamente en el mundo romano. ocultación ritual de los materiales de un santuario en un momento de peligro o de cierre, hipótesis que m. belén (2011/12) ha planteado para interpretar el caso de alhonoz (Córdoba). la construcción posterior del foro habría borrado las posibles huellas de las anteriores construcciones sacras, si es que se conservaron. el segundo bloque estudiado es, como se ha indicado, la cerámica con decoración igurada del barrio iberorromano. Es difícil decir qué resulta más atractivo en estos capítulos, si el estudio de la iconografía vascular o el contexto arqueológico del que procede. La ediicación de la muralla del s. I a.C. provocó el abandono del barrio iberorromano y su colmatación con los adobes de las propias viviendas para generar una supericie de construcción. Gracias a ello, no sólo se han conservado muchos materiales completos, sino que además la mayor parte se encuentra todavía in situ. lo que fuera de contexto podría haberse considerado como un conjunto cerámico ligado exclusivamente a un área sacra, se encuentra aquí acompañado de útiles agrícolas de hierro, zonas de telar, bancos con cubas de plomo seguramente para el trabajo de la lana, vajilla importada, numerosas ánforas y otros materiales. algunos de ellos están también presentes en el depósito ritual, pero aquí adquieren un sentido doméstico, dentro de la consideración de estas viviendas, especialmente el departamento 127, como residencias de familias o personajes de un nivel social muy relevante. Los vasos con decoraciones iguradas son primero estudiados individualmente, luego se abordan los temas representados y inalmente sus paralelos y su sentido religioso. los recipientes con escenas más complejas han sido bautizados con la descripción o interpretación de sus representaciones. así, se analizan con detalle el “crateriforme de la muerte mítica”, la “tinaja de los caballeros” o la “crátera de la monomaquia”, siguiendo una costumbre de ya larga tradición que individualiza las piezas y sirve asimismo como recurso mnemotécnico. Su calidad y el hecho de que sea una producción individualizada ratiica la idea de que se trata de piezas de encargo, que aquí tienen un contexto de uso muy claramente deinido a inales del s. II/inicios del s. I a.C. En cuanto a los temas zoomorfos y itomorfos, el autor propone, probablemente con razón, que en ellos hay que reconocer la presencia de una divi- Teresa Chapa Brunet departamento de prehistoria universidad Complutense de madrid tchapa@ghis.ucm.es refereNciAs biblioGráficAs belén, m. 2011-2012: “Notas sobre religiosidad turdetana. los depósitos sagrados del oppidum de alhonoz (Herrera, Sevilla)”. CuPAUAM 37-38: 333-348. 233 Complutum, 2013, Vol. 24 (1): 205-237